En un mundo donde la descarbonización es una prioridad, ¿qué implicaría para Panamá una transición total hacia energías renovables? Con su geografía privilegiada y abundancia de sol, agua y viento, el país tiene un potencial enorme. Pero también enfrenta retos técnicos, económicos y políticos que no pueden subestimarse.
Apostar al 100% por renovables implicaría una reestructuración profunda del sistema eléctrico. La hidroeléctrica seguiría siendo clave, pero necesitaríamos inversiones masivas en energía solar, almacenamiento con baterías y modernización de la red. Además, habría que repensar el rol del Canal y de los combustibles fósiles en nuestra economía.
Más allá de lo técnico, hay que considerar el impacto social y económico: ¿cómo afectaría esto a los empleos actuales en el sector energético?, ¿qué incentivos podrían atraer inversión extranjera?, ¿estamos preparados para la volatilidad del clima y de los precios internacionales? Las respuestas no son simples, pero vale la pena imaginar este escenario para debatir cómo queremos que sea el futuro energético de Panamá.