En Panamá, los residuos orgánicos representan una parte importante de lo que generamos día a día y mal llamamos basura. Según un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más del 40 % de los residuos domésticos son orgánicos, y de esa fracción, un 60 % corresponde a poda y jardinería. Este tipo de residuos, aunque no pueden aprovecharse en los sistemas HomeBiogas, sí pueden compostarse y transformarse en abono para áreas verdes de la ciudad.
Composición de los residuos domésticos en Panamá. Fuente: UNDP.org
En paralelo, la cocina panameña depende casi por completo del gas licuado de petróleo (GLP) importado. Este combustible es tan esencial que el Estado lo subsidia desde 1993: un cilindro de 25 libras cuesta B/. 4.87 al consumidor, aunque su precio real sería cercano a B/. 15.00. Mantener ese subsidio representa un gasto anual de más de B/. 90 millones, beneficiando a más de 734 mil hogares en todo el país.
La paradoja es clara: mientras toneladas de residuos terminan en vertederos generando gases de efecto invernadero, el país invierte millones en importar y subsidiar un combustible fósil.
Entonces surge la pregunta: ¿qué pasaría si los residuos orgánicos de cocina —desde restos de comida hasta estiércol de animales rumiantes— pudieran convertirse en biogás para cocinar y en biofertilizante líquido para la tierra, plantas y cultivos? Esa es precisamente la propuesta de HomeBiogas.
El origen de HomeBiogas
HomeBiogas tiene orígenes en Israel. Aunque sus fundadores ya trabajaban con sistemas de biodigestores, en 2012 formalizaron la empresa con el objetivo de hacer viable el biogás a escala doméstica, partiendo del principio de que los residuos orgánicos pueden transformarse en recursos útiles.
Una etapa clave en su historia fue el paso al mercado doméstico en 2016: HomeBiogas lanzó una campaña en Indiegogo, con un objetivo inicial de 100.000 dólares que alcanzaron en las primeras 24 horas, y terminaron recaudando más de 250.000 dólares para financiar los primeros envíos comerciales en mayo de ese año.
Desde ese momento, la empresa ha seguido ampliando su línea, lanzando nuevas generaciones del biodigestor, mejorando rendimiento, adaptando tamaños y complementos como el Bio-Toilet.
Hoy HomeBiogas asegura tener presencia en más de 100 países mediante su red de distribuidores. En Latinoamérica está presente en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá y Perú, donde han firmado acuerdos de distribución para llevar la tecnología a mercados locales.
Sus sistemas ya operan exitosamente en ámbitos muy diversos: desde hogares urbanos y rurales hasta eco-lodges turísticos, escuelas, comunidades y fincas que buscan producir su propio gas y biofertilizante, reduciendo así su dependencia de combustibles fósiles, cerrando el ciclo de los residuos y, además, ahorrando dinero al disminuir la compra de fertilizantes tradicionales.
La llegada a Panamá
En Centroamérica, la cara de HomeBiogas es Federico Fiorentino, Distribuidor y Representante oficial de la marca y sus productos para Panamá y Costa Rica. Federico no es ajeno a la gestión de residuos: entre 2011 y 2017 participó activamente en las ferias “YO RECICLO”, donde se promovía la reducción, reutilización y reciclaje de desechos inorgánicos en Panamá.
Mientras participaba activamente en estas ferias, descubrió que otro gran componente —y quizás el más difícil de gestionar— de la mal llamada basura era lo orgánico. A partir de allí se interesó en buscar soluciones para este tipo de residuos, que son además los que generan mayores impactos ambientales.
Fue en esa búsqueda cuando descubrió HomeBiogas. Decidió arriesgarse y pedir 10 unidades de la versión disponible en ese momento a través de la campaña de Kickstarter, con la intención de probarlas él mismo y solicitar la distribución para Panamá y Costa Rica. Al comprobar los beneficios y resultados de los equipos, se convenció y se embarcó en la aventura de representar la marca en la región.
Federico instaló un sistema HomeBiogas grande en el patio de su casa, donde recibe a quienes se interesan en conocer la tecnología. El sistema está equipado para recolectar el fertilizante líquido que fluye por gravedad; Federico lo almacena en recipientes plásticos o de vidrio reutilizados, en lugar de tirarlos a la basura, y lo aplica en su jardín. También suele obsequiar muestras a los visitantes que se acercan a evaluar las posibilidades de adquirir un HomeBiogas.
Además, el sistema incluye una estufa que se conecta directamente al digestor mediante una manguera, lo que le permite cocinar con el biogás producido en casa. La experiencia en su propio hogar es la mejor demostración de que HomeBiogas puede instalarse cómodamente en el patio de una vivienda urbana, sin olores y con un funcionamiento práctico y sencillo.
Cómo funciona el sistema
HomeBiogas ofrece tres modelos de biodigestores domésticos: el 2.0, el 4.0 y el 7.0. Todos operan con el mismo principio: transformar residuos orgánicos en biogás y biofertilizante líquido a través de un proceso biológico sin oxígeno.
La diferencia está en la capacidad: el HomeBiogas 2.0, el más pequeño, produce hasta 2 horas de gas de cocina al día y viene acompañado de una estufa de un quemador. En el extremo superior está el HomeBiogas 7.0, que puede generar hasta 6 horas diarias de gas, incluye una cocina de dos quemadores y, cuando se alimenta con estiércol de vacas, puede producir hasta 50.000 litros de biofertilizante líquido al año.
Activación y operación
El proceso inicia con la activación del sistema, que en el caso del modelo grande requiere agua (puede ser potable, de lluvia o de río) y estiércol fresco de herbívoros —preferiblemente de vaca—, donde se encuentran las bacterias metanogénicas que hacen el trabajo de transformar los residuos orgánicos en gas.
Una vez activo, el sistema se alimenta diariamente con desechos de cocina y/o estiércol diluido en agua, y funciona como un flujo continuo:
- Se introducen los residuos con agua en el digestor.
- Las bacterias descomponen la materia orgánica y generan biogás.
- El gas pasa por un filtro de carbón activado que elimina olores y luego se almacena en una bolsa flexible.
- El exceso se libera de forma segura, listo para usarse en la estufa incluida.
- Al mismo tiempo, se produce un biofertilizante líquido natural, que sale por gravedad y puede recolectarse en recipientes para aplicarse en cultivos, jardines o áreas verdes.
El mantenimiento es mínimo: dedicar unos 15 minutos al día para alimentar el sistema, agitarlo y vaciar el agua condensada de la tubería cuando sea necesario.
Esquema de funcionamiento del sistema HomeBiogas. Fuente: HomeBiogas.com
El Bio-Toilet: cerrar el ciclo
Un complemento innovador es el Bio-Toilet, un inodoro que se conecta directamente al biodigestor para aprovechar también los desechos humanos. Cada descarga utiliza solo 1,2 litros de agua mediante una bomba manual.
Conectado a un sistema pequeño (2.0) puede manejar hasta 25 descargas diarias, mientras que en un sistema grande (7.0) soporta hasta 75 descargas. El efluente no se desperdicia: puede enviarse a un sistema séptico, alcantarillado o a un campo de infiltración para ser absorbido por la tierra.
Esto convierte a HomeBiogas en una solución integral, capaz de manejar no solo los residuos de cocina y estiércol, sino también los desechos humanos, cerrando el ciclo de manera higiénica y segura.
El problema y los datos de Panamá
HomeBiogas responde a una combinación de desafíos estructurales que afectan al país:
Residuos orgánicos
Panamá genera aproximadamente 1,8 millones de toneladas de basura al año, de las cuales un tercio —más de 324.000 toneladas— son materia orgánica que termina en vertederos. Allí se descompone sin control, generando metano, un gas 25 veces más potente que el CO₂ y uno de los principales responsables del cambio climático.
Emisiones de gases de efecto invernadero
Desviar esos residuos hacia biodigestores puede reducir de manera significativa la huella de metano. Ya existen experiencias en Panamá que lo demuestran: en el relleno sanitario de Cerro Patacón, el biogás capturado se utiliza para generar electricidad, evitando la emisión de alrededor de 1,5 kilotoneladas de metano, equivalentes a más de 43.000 toneladas de CO₂, y cubriendo el consumo energético de unas 10.000 viviendas al año.
A nivel global, HomeBiogas reporta que solo en 2023 sus sistemas permitieron procesar más de 8.000 toneladas de residuos alimenticios, evitando la emisión de unas 134.000 toneladas de CO₂ equivalentes. Esto ilustra el potencial de impacto ambiental que la tecnología puede tener si se adopta de manera masiva.
Dependencia energética
Panamá no produce GLP; todo lo que se consume en los hogares proviene de importaciones. El consumo nacional ronda los 6.200 barriles diarios, y cada hogar depende de esas importaciones para cocinar.
El Estado subsidia este combustible desde 1993: un cilindro de 25 libras cuesta al consumidor B/. 4.87, aunque su valor real sería cercano a B/. 15.00. Este subsidio representa un gasto anual de más de B/. 90 millones y beneficia a más de 734.000 hogares.
Casos de éxito
Además de su propia instalación en casa, Federico nos compartió un caso que refleja el potencial agrícola de HomeBiogas en Panamá. Se trata de una finca de papaya orgánica en Chiriquí, que inicialmente instaló un sistema HomeBiogas 7.0 para obtener biofertilizante. La experiencia fue tan positiva que hoy cuentan ya con tres unidades funcionando en paralelo, como se aprecia en las imágenes.
Un detalle importante es que esta finca no tiene ganado propio para producir estiércol, por lo que lo compra a ganaderos de la zona. Esto no solo asegura la materia prima necesaria para alimentar los digestores, sino que también representa un ingreso adicional para productores pecuarios locales, creando un círculo de beneficios en la comunidad.
El fertilizante líquido que obtienen les permite nutrir sus cultivos de manera más sostenible y ha sido clave para mantener su certificación orgánica. Gracias a ello han reducido la dependencia de insumos externos y ahorran miles de dólares al año, algo especialmente valioso en situaciones como los cierres de calles que afectan la logística en Panamá. En esos momentos, producir su propio fertilizante les da resiliencia frente a la incertidumbre del mercado.
Por ahora, la finca aprovecha principalmente el biofertilizante, aunque aún no explotan al máximo el uso del biogás. Aun así, su experiencia demuestra que la tecnología puede adaptarse a diferentes necesidades y convertirse en una herramienta de autonomía, ahorro económico y dinamización local.
Tres sistemas HomeBiogas 7.0 instalados en una finca de papaya orgánica en Chiriqu. Fuente: HomeBiogas.com
Otro ejemplo relevante proviene de Caldera/Boquete, en la provincia de Chiriquí, donde la reconocida familia Lamastus, productora de algunos de los cafés más premiados del mundo, instaló un sistema HomeBiogas en 2021 como parte de su transición hacia prácticas más sostenibles. Hoy ya cuentan también con tres unidades, igual que Junito y Delmis en sus fincas de papayas orgánicas. Desde entonces, producen y utilizan más de 50.000 litros de biofertilizante al año para germinar plántulas, regar sus cultivos y apoyar nuevas siembras, integrando este insumo natural en su manejo agrícola. Para una finca que produce café de alta gama y exporta internacionalmente, la decisión refleja no solo un compromiso ambiental, sino también la búsqueda de métodos innovadores que fortalezcan la calidad de su producto.
Estas experiencias muestran que HomeBiogas no se limita a un uso doméstico: puede aplicarse en agricultura comercial de pequeña y mediana escala, ayudando a productores a reducir costos, fortalecer la fertilidad de sus suelos y, al mismo tiempo, abrir la puerta a generar energía limpia. En un entorno tan desafiante como el agrícola, esta tecnología les permite ser más resilientes y más competitivos en la difícil faena de producir alimentos.
Retos y oportunidades
Para Federico, el mayor obstáculo no está en la tecnología —que funciona—, sino en la conciencia social y la educación ambiental. Muchas personas desconocen la existencia de alternativas como HomeBiogas o, incluso cuando las conocen, mantienen un prejuicio: “gas de basura” suena poco atractivo y despierta miedos sobre olores o complicaciones.
A menudo, la gente exige soluciones al problema de los residuos, pero al mismo tiempo no quiere ser parte de ellas. Es lo que en inglés se conoce como “Not in my backyard”: queremos que la basura desaparezca, que el sistema funcione, pero que la solución no esté cerca de nosotros.
Por eso Federico insiste en que la educación es el punto clave. Su visión es que todas las escuelas de Panamá y Costa Rica adopten HomeBiogas como una herramienta educativa: no solo porque generen biogás y biofertilizante, sino porque permiten que los niños comprendan el ciclo de los residuos, experimenten cómo se transforman en recursos valiosos y crezcan con una mentalidad distinta, viviéndolo en persona y no solo en las aulas de clase.
Aunque el costo inicial puede parecer un obstáculo, y la falta de políticas públicas que incentiven estos sistemas tampoco ayuda, las oportunidades son enormes. El retorno de inversión de HomeBiogas a corto y mediano plazo es muy positivo, y la tecnología llena un vacío entre los biodigestores industriales —presentes en proyectos agropecuarios o plantas de aguas residuales— y la vida cotidiana de familias, comunidades y pequeños negocios.
Un ejemplo cercano es Costa Rica, donde la Municipalidad de Cartago realizó en 2023 un plan piloto con la compra de nueve sistemas HomeBiogas instalados en distintas escuelas y centros educativos del municipio. Para Federico, esto muestra el camino que Panamá podría seguir: integrar la tecnología en programas municipales de gestión de residuos orgánicos, escuelas como laboratorios vivos de educación ambiental y proyectos rurales de autosuficiencia energética. Todo depende de superar la barrera inicial de cultura, conciencia y educación.
La propuesta de HomeBiogas es simple pero transformadora: convertir los residuos orgánicos —gran parte de la mal llamada basura— en energía limpia y biofertilizante. No se trata solo de un sistema doméstico, sino de una herramienta para cambiar la forma en que entendemos los residuos.
Federico lo resume con claridad:
“Cuando logremos que todas las escuelas tengan por lo menos un HomeBiogas instalado y funcionando, habremos dado un paso enorme. Porque todos los niños crecerán entendiendo que los residuos no son un problema, sino una oportunidad”.
En un país donde más del 40 % de la mal llamada basura doméstica son residuos orgánicos y el gas para cocinar se importa y subsidia con millones de dólares al año, la apuesta por soluciones como HomeBiogas no es solo una alternativa innovadora: es una necesidad urgente para avanzar hacia un modelo más sostenible, educativo y autosuficiente.
Fuentes consultadas
- Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) — “Se mantendrá subsidio al tanque de gas” (publicado: dic 2023)
- PNUD Panamá — “Ciencia ciudadana de desechos” (publicado: oct 2023)
- Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD) — Estadísticas de residuos sólidos urbanos (dato diario) (consulta: 2024)
- MiAMBIENTE — “Panamá produce electricidad a través de los desechos” (consulta: sep 2024)
- HomeBiogas Blog — “Organic Coffee: How the Lamastus Family Uses HomeBiogas” (publicado: 2023)