Los grandes portacontenedores son los auténticos “camiones del mar”: transportan alrededor del 90% del comercio mundial, recorren miles de kilómetros y consumen fuelóleo pesado (HFO, por sus siglas en inglés), un residuo del petróleo especialmente contaminante. Su huella es enorme: cerca del 3% de las emisiones globales de CO₂ provienen de la navegación marítima, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), más que las emisiones anuales de países enteros como Alemania o Japón.
En este contexto, surge una propuesta disruptiva: propulsar buques de gran tonelaje con reactores nucleares modulares pequeños (SMR). Una idea que suena futurista, pero que ya está sobre la mesa gracias a la alianza entre TerraPower, la empresa fundada por Bill Gates, y HD Hyundai, uno de los gigantes mundiales de la construcción naval.
TerraPower y su experiencia nuclear
Fundada en 2006, TerraPower se ha convertido en uno de los laboratorios más influyentes en energía nuclear avanzada. Su proyecto insignia es el Natrium, desarrollado junto con GE Hitachi: un reactor rápido refrigerado por sodio líquido, acoplado a un sistema de almacenamiento en sales fundidas.
Este diseño busca superar algunas limitaciones de la energía nuclear tradicional:
- Seguridad: el sodio líquido permite operar a bajas presiones, reduciendo riesgos de explosiones o fugas violentas.
- Flexibilidad: el tanque de sales fundidas actúa como una batería térmica, capaz de almacenar calor y liberarlo según la demanda. Eso significa que el reactor no solo genera electricidad estable, sino que también puede aumentar la producción en picos de consumo.
- Compactación y modularidad: los SMR son mucho más pequeños que los reactores convencionales, pueden producirse en serie en fábricas y luego transportarse a su destino final, abaratando costes y reduciendo tiempos de construcción.
Aplicado al mar, el concepto es potente: reactores seguros, compactos y de larga duración que podrían propulsar portacontenedores sin emisiones y sin necesidad de repostar en décadas.
¿Cómo funcionaría un portacontenedor nuclear?
Los diseños en desarrollo se inspiran en la experiencia militar: submarinos y portaaviones nucleares que llevan décadas funcionando con reactores de larga vida útil.
El plan de TerraPower y Hyundai es instalar un reactor modular compacto en el corazón del barco. Este se cargaría en fábrica con suficiente combustible para toda su vida útil —20 a 30 años—. Al terminar ese ciclo, el módulo completo sería retirado y reemplazado, sin necesidad de operaciones de recarga en los puertos.
Esto permitiría que un portacontenedor pueda cruzar océanos durante décadas sin emitir una sola tonelada de CO₂ y sin depender de combustibles fósiles o infraestructuras de abastecimiento intermedio.
El proyecto conjunto con Hyundai
La alianza ya tiene un primer modelo: un portacontenedores de 15 000 TEU, tamaño que lo ubica en la categoría de post-Panamax, es decir, demasiado grande para transitar las esclusas originales del Canal de Panamá y diseñado para las ampliaciones modernas o rutas alternativas.
El diseño recibió la Aprobación en Principio (AIP) de la sociedad de clasificación ABS, lo que certifica que el concepto es técnicamente viable y cumple estándares iniciales de seguridad.
HD Hyundai ha anunciado una inversión de más de 200 millones de dólares en este desarrollo y apunta a que los primeros buques nucleares de carga puedan operar hacia 2030. El proyecto contempla un reactor compacto, blindaje reforzado y un sistema de propulsión basado en CO₂ supercrítico, más eficiente que el vapor tradicional.
Ventajas y desafíos futuros
Entre las ventajas que ofrecen estos diseños se incluyen:
- Emisiones cero: sin fuel fósil, sin metano, sin azufre.
- Autonomía total: décadas de operación sin repostar.
- Más espacio de carga: al no requerir enormes tanques de fuel, se gana capacidad para mercancías.
- Estabilidad de costos: independencia frente a la volatilidad del precio de los combustibles fósiles.
Pese a sus ventajas, la idea enfrenta varios obstáculos:
- Aceptación social y política: proyectos anteriores como el NS Savannah (EE.UU., 1962) o el Mutsu (Japón, 1970s) demostraron las dificultades de ganar confianza pública en barcos nucleares.
- Regulación internacional: aún no existe un marco claro sobre qué puertos aceptarían portacontenedores nucleares, ni bajo qué condiciones de seguridad y seguros.
- Suministro de combustible: muchos de estos diseños dependen de uranio HALEU (enriquecido hasta un 20%), cuya producción global es todavía limitada.
- Costos iniciales elevados: aunque operar el buque sería barato, la construcción e instalación del reactor requieren inversiones enormes.
Una revolución para el transporte marítimo
Si este proyecto se concreta, podría significar una revolución comparable a la transición del carbón al fuelóleo en el siglo XX. Los portacontenedores nucleares podrían recortar de golpe hasta un 3% de las emisiones globales, ayudando a cumplir con la meta de la Organización Marítima Internacional (OMI) de alcanzar cero emisiones netas en 2050.
No obstante, es poco probable que se conviertan en la única solución. Lo más realista es que convivan con otras tecnologías bajas en carbono, como el amoníaco verde, el hidrógeno, el metanol o incluso sistemas de asistencia eólica.
Conclusión
La propuesta de Bill Gates y Hyundai puede sonar a ciencia ficción, pero responde a una necesidad real: descarbonizar uno de los sectores más difíciles de electrificar.
La propulsión nuclear civil promete portacontenedores capaces de navegar décadas sin contaminar, pero el reto va más allá de lo tecnológico: implica regulaciones internacionales, cadenas de suministro de combustible y la aceptación de gobiernos, aseguradoras y ciudadanos.
La próxima década dirá si este sueño se convierte en una revolución… o si queda en los astilleros de la innovación.