El diputado suplente Gabriel Solís presentó ante la Asamblea Nacional un anteproyecto de ley que busca abrir el mercado eléctrico panameño a un modelo más participativo y descentralizado, permitiendo que ciudadanos y comunidades puedan producir su propia energía y compartirla, reduciendo su dependencia de las distribuidoras.
Dos ejes: neteo remoto y comunidades solares
La propuesta introduce dos figuras clave:
- Neteo remoto: permite a los usuarios generar electricidad en un punto distinto al de su consumo, recibiendo créditos en su factura por la energía inyectada a la red.
- Comunidades solares: agrupaciones de ciudadanos que instalan y gestionan sistemas de generación compartida, distribuyendo los beneficios y la energía entre sus miembros.
Según Solís, el objetivo es “democratizar el acceso a las energías renovables, reducir costos y empoderar a los consumidores” en un mercado dominado históricamente por las distribuidoras.
Avance legislativo pendiente
El anteproyecto aún debe ser prohijado por la Comisión de Comercio, que no ha sido instalada formalmente. Una vez superado este paso, pasará al primer debate y posteriormente al Pleno.
Un marco que se alinea con metas energéticas
La propuesta llega en un momento clave: Panamá se ha fijado como meta que el 20 % de su electricidad provenga de fuentes renovables para 2030 y que esa cifra aumente al 70 % en 2050. En 2024, el país incorporó 143,4 MW de nueva capacidad solar, alcanzando casi 816 MW instalados.
Además, el país cuenta con un marco legal favorable a la inversión renovable, sustentado en leyes como la Ley 37/2013 (incentivos solares) y la Ley 417/2023, que amplía beneficios fiscales a personas y empresas que instalen sistemas fotovoltaicos.
Riesgos y advertencias
A pesar del impulso que supondría la nueva ley, persisten preocupaciones en el sector. La Cámara Solar ha advertido sobre propuestas regulatorias en estudio por la ASEP que podrían introducir un cargo adicional para los autogeneradores, lo que ha sido calificado como un posible “impuesto al sol” que iría en contra de la generación distribuida.
Experiencia internacional
En otros países de América Latina, como Colombia y Chile, las comunidades energéticas y el neteo remoto han demostrado su potencial para reducir costos y aumentar la resiliencia de la red. La Agencia Internacional de Energía (IEA) destaca que estos modelos requieren marcos regulatorios claros, reglas de propiedad definidas y transparencia en el cálculo de créditos para ser efectivos.
Si prospera, este anteproyecto podría convertirse en un paso importante hacia una matriz energética más inclusiva, limpia y competitiva, empoderando a los ciudadanos y diversificando el mercado eléctrico. Sin embargo, su éxito dependerá de la aprobación de la ley, de la coherencia entre políticas y regulaciones, y de que se eviten medidas que desincentivan la generación distribuida.